3 de marzo de 2009

Sacrificio

Al límite de sus fuerzas, la hormiga logró abandonar el tintero en el que había caído. Deambuló de manera agónica por el folio, arrastrando sus patitas entintadas hasta que su vida se agotó.
Cuando el escritor sin inspiración volvió de su paseo, encontró en el folio que había dejado en blanco una hormiga muerta y tres palabras garabateadas, las tres palabras con las que empezaría su libro más celebrado.

5 comentarios:

acoolgirl dijo...

Ooohhh... eso era el destino!! Seguro!!

Besosss

La chica de ayer dijo...

Uf, el colmo de la inspiración!!!!!

Enrique Palacios dijo...

La muerte de uno le da vida al otro...

Camaleona dijo...

Las hormiguitas, tan trabajadoras y tan poco valoradas...

Nanny Ogg (Dolo Espinosa) dijo...

¿Y qué palabras eran esas? Siento una tremenda curiosidad...

Besos